Este asunto ha suscitado muchos debates entre nutricionistas: algunos dicen que los huevos crudos son mejores porque conservan sus nutrientes, los demás, en cambio, insisten que los huevos deben consumirse cocidos o fritos.
¿Quién tendrá la razón?
En la realidad, cada una de las partes tiene sus argumentos a favor y en contra. Efectivamente, los huevos crudos conservan muchos más nutrientes, no obstante, son mucho peor absorbidos y el riesgo de contraer salmonelosis también aumenta significativamente. Por otra parte, con el tratamiento térmico la salmonella muere y la mayoría de los nutrientes mueren junto con ella.
En cualquier caso, nunca debemos olvidar las normas sanitarias: lavar con cuidado el huevo antes de cocinar, observar que no haya cascaduras y que no estén rotos por ninguna parte.
Comer sin pasarse
Con todos los beneficios que presentan los huevos, los nutricionistas coinciden en la opinión que la presencia abusiva de huevos en la dieta acabará teniendo un efecto negativo sobre la salud. Los oponentes del consumo indiscriminado de huevos argumentan que el colesterol, que también contienen los huevos en grandes cantidades, con el tiempo se deposita en las paredes de vasos sanguíneos y contribuye a su bloqueo, con todas sus consecuencias: infarto y apoplejía. Al mismo tiempo los huevos son un producto único de su clase ya que su yema contiene colina (vitamina B4) que regula los niveles residuales de grasa y colesterol. Como se dice: de lo bueno-poco, así que 1 huevo de gallina y 2 o 3 de codorniz al día serán suficientes.